¡Ya no puedo más!
Estás agotado, frustrado, cansado de repetir siempre lo mismo y que no te hagan caso.
Tu personal no está implicado con el negocio, y sólo se ponen las pilas cuando estás presente o se acerca un acontecimiento importante como una subida salarial, o tras una llamada de atención.
Y esto afecta
-La falta de implicación y motivación genera problemas, errores y conflictos, que se pierda más tiempo en tonterías o que se brinde un servicio deficiente. Lo peor, es que se marchen clientes descontentos y hablando mal, afectando a la imagen y reputación de la empresa.
-No puedes delegar, te saturas y te sientes con una gran carga.
-No puedes o no sabes cómo pararte para pensar claridad, el estrés y el agotamiento te nublan y no puedes más que poner parches a los problemas.
-Vives estresado, desanimado y sin tiempo para tu vida personal.
-No consigues desconectar del trabajo, teniendo siempre la sensación de que han quedado tareas por hacer.
-No hay unión, ni sinceridad dentro de la empresa y eso te causa dolor como es normal.
La desmotivación hace que la gente no dé el 100%, esté a disgusto, mirando el reloj para irse, se queman rápidamente y así es muy complicado crear un equipo.